Israel Sastre García es un profesional de la brocha gorda pero un enamorado del lápiz y el pincel. Este ovetense es uno de los cinco asturianos que participa en la muestra colectiva de Red Bull que viajará por todo el planeta y que inició su andadura ayer en el centro cultural avilesino con aires de fiesta. «Esto de exponer en el Niemeyer me tiene sobrepasado», reconocía ayer Sastre en la inauguración oficial de la exposición, que puede visitarse hasta el próximo día 26.

Junto a Israel Sastre conforman el póquer asturiano los gijoneses y amigos de 18 años Mario Díaz Rodríguez («Arze») y Bárbara Pérez Cayetano («De la Cage»), la carreñense Irene Urrutia y el caricaturista Rafa Leafar, el único artista profesional del grupo de los cinco. La «Red Bull Collective Art» es una muestra colectiva basada en el principio del «cadáver exquisito», técnica creada alrededor de 1925 por los surrealistas con resultados imprevistos gracias a la selección y unión de palabras o imágenes. El resultado es una obra colectiva de 1,7 kilómetros y considerada la más larga del mundo. Parte de ella se expone en el Niemeyer y viajará también por Valencia y Barcelona antes de sobrepasar las fronteras españolas.

En el complejo cultural avilesino se exponen 78 obras de la «Red Bull Collective Art», en la que han participado en total 2.000 artistas de todo el planeta. Sastre aporta «La influencia de la luz en el espacio onírico», un cuadro inspirado en su admirado Dalí con marcado acento surrealista. «Nunca he participado en ninguna exposición. No me esperaba esto. Sí que pinto, pero regalo todos los cuadros», explicaba ayer.

«Arze» y «De la Cage» cursan segundo de bachiller de Artes. La obra del primero es abstracta. Como todos los participantes en la iniciativa, recibió una plantilla a raíz de la que cual tenía que continuar la obra. Utilizó parte de los colores que llegaban en esa obra inicial para representar a un escritor pensativo, que compara con «el creador de la actualidad».

Si algo supera a «De la Cage» son las injusticias y la merma de las libertades. Esos principios que le sirven de inspiración constituyen el eje de su dibujo «Still be free», en el que una chica con melena al viento sopla un puñado de oscuridad que se transforma en pájaros que emprenden vuelo.

Rafael Leafer plasmó al propietario del imperio Red Bull sobre un cohete. El mensaje: «Supuso la revolución del sector de la bebida, de las fiestas, del deporte, especialmente el de riesgo», explicó. Y las nuevas tecnologías fueron el instrumento y la inspiración para Irene Urrutia, que empezó a dibujar hace un año, el mismo tiempo que lleva en paro esta ingeneria técnica de 33 años. «Mi madre me decía que sería importante cuando expusiese en el Niemeyer», apuntaba entre risas.

La inauguración de la «Red Bull Collective Art» se convirtió en una auténtica fiesta, con los conciertos de «Garamendi», «Mendetz» y DJ Eulogio (Love Joy).