Pablo TUÑÓN

Retrotaerse a los orígenes del videoclip, a la figura del británico Derek Jarman, para avanzar en proyecciones experimentales con una sola arma: «el arte por el puro arte». Sonido y vídeo, mezclados con igual importancia, en un híbrido sin la mácula de la comercialización, que terminó impregnando al videoclip preso de la voracidad de la industria y el marketing musical. Ésta es la intención del artista asturiano Jaime Rodríguez y su «Activa 2013», una selección de once obras internacionales de lo que él llama «sound-video art» (arte de sonido y vídeo) que se exhibe en el museo Barjola hasta el 16 de junio.

«Lo más atractivo de este arte es que cumple con el concepto de arte actual, utiliza las nuevas tecnologías. Se sirve del vídeo, que es un lienzo, arte en movimiento; y del sonido, el arte que más ha entrado en la gente», explica Rodríguez, apasionado de esta disciplina y que el año pasado empezó a organizar este «encuentro internacional» de artistas. Para ello se sirve de internet, donde se ponen en contacto creadores de diferentes países, unos expertos en vídeos y otros en sonido, y terminan generando en equipo sus proyectos «sound-video». A Jaime Rodríguez le llegan 21 trabajos de este tipo y, entre sus propios creadores, seleccionan once, que son los que están expuestos en el Barjola. Luego se exhibirán en otros países.

Hay artistas japoneses, belgas, griegos, rumanos... Y también asturianos, como los equipos formados por Rosendo Javier y César Naves, y por Ángel González y Eugenia Tejón («Mind Revolution»). Las obras expuestas, por ejemplo, recuerdan a ecografías o evocan imágenes fantasmagóricas, siempre con intención. Además, en la inauguración de la muestra, ayer actuó la también asturiana Tamara Norniella, que puso su cuerpo y voz en directo. Un híbrido de sonido e imagen, de talento de creadora y actriz.