A Carmen Castillo, autora de piezas como las esculturas sumergidas del Acuario de Gijón o de "Al pastor de los Picos de Europa", en Benia de Onís, se la veía ayer feliz y nerviosa, reticente a los discursos elaborados, activa y sonriente alrededor de las obras que ha reunido en la sede del Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias, en Cimadevilla, para celebrar y recordar su cuarto de siglo de fructífera relación con el bronce, un material muy presente en una obra variada pero en la que destacan sus características figuras filiformes que tanto la acercan a cierta estilística del suizo Alberto Giacometti.

"Sombra y forma" es el título bajo el que Carmen Castillo pone esta exposición, comisariada por Marta Rodríguez Bada y a la que se añaden un par de conferencias. La muestra, para la que la escultora ha realizado una enorme pieza específica que pende del hueco de la escalera que da servicio a la sala, es la elegida para clausurar el amplio programa del festival "Miradas de mujeres. Lo recordó ayer, en una breve presentación, José Ramón Fernández Vázquez de Prada, directivo del Colegio de Arquitectos. Y añadió: "Queremos participar en la vida social y cultural de nuestro ámbito de influencia". Están en ese camino. Tuvieron el acierto, hace escasas fechas, de reunir la obra del escultor Guillermo Basagoiti después de tres décadas sin exponer.

Carmen Castillo, zaragozana de 1959, aunque se siente una gijonesa que lleva años afincada en las estribaciones del Sueve, contó que algunas de las piezas que agrupa ahora nacieron de una revelación en un día de septiembre, cuando percibió cómo el Sol proyectaba la sombra de la escultora, alargándola sobre la tierra. Regresa aquí la artista a sus preocupaciones por las relaciones que se establecen entre el cuerpo y el espacio.

Estos bronces se completan con dos piezas de la serie "Gigias", piezas que llevó a la sala Cornión en 2010. Son una formalización volumétrica del plano de Cimadevilla, algo así como una cabeza que rompe con esa estructuras ahusadas, de estilados miembros coronados por una mínima testa. Incluye, además, un panel de chapas unidas en las que Carmen Castillo ha trabajado esas sombras y figuras con distintos ácidos. Sorprendente es la fuerza de la gran pieza suspendida, de cinco metros de largo, hecha a partir de polietileno expandido y el fuego de un soplete. "Sombra y forma" es una síntesis de algunos de los mundos de esta creadora con amplia obra pública en Asturias, Holanda, Madrid, Cataluña, Catilla y León, Madrid, Andalucía o Extremadura.