"Aladín es guapo y aventurero y vuela montado en una alfombra", cuenta un grupo de niños formado por Ángela García, Diego Álvarez, Lucía y Alejandro Fernández y Sergio Alegre. Todo ello antes de sentarse en el patio de butacas del auditorio del Niemeyer, casi al completo, para admirar el musical "Aladín". De repente, la voz en off del Genio de la lámpara enmudece al público para anunciar que restan tres minutos para el comienzo de un espectáculo que conquistó tanto a los niños como a los adultos. No era para menos. El espectáculo dirigido por José Tomás Cháfer ha obtenido dos premios del Teatro musical y cinco Broadway World Spain.

La trama se desarrolló entre aplausos y risas de los asistentes. Algunos recordaron a este clásico del cine y la literatura infantil y otros, los más pequeños, conocían por primera vez la historia de un joven, Aladín, que intenta sobrevivir engañando a la gente hasta que un buen día encuentra una lámpara maravillosa. "Si la frotas, sale un genio", explicó Marcos Pérez, de seis años. Uno de sus tres deseos es convertirse en príncipe y conquistar a Jasmín, la hija del sultán. "La parte que más me gusta es cuando se enamoran", señaló una niña que ya había visto el espectáculo en otra ocasión. Al principio del musical, tres príncipes que presumen de guapos quieren ser los pretendientes de Jasmín, sin embargo, ella se niega a contraer matrimonio con ninguno de ellos. "No quiero casarme, el amor no funciona así", espetó la actriz Marta Gálvez, que encarnó el papel de la bella princesa.

Y entre canciones y más canciones y sonidos de tierras arábigas pasó la jornada en la que la magia de la alfombra voladora de Aladín fue una de las protagonistas, todo ello ante un público entregado y con ganas de más. "Yo el lunes no quiero ir al colegio", comentó un niño, que vió como la obra de Aladín, marcaba casi el final de sus vacaciones escolares.