Proclamaban el fin de la historia, y ahora son historia. El filósofo Daniel López Rodríguez trazó ayer, en la Fundación Gustavo Bueno, las claves para ensayar una revisión crítica del marxismo-leninismo mediante el materialismo filosófico, asunto central de la tesis que defenderá, este mismo año, en la Universidad de Sevilla. Una confrontación que el pensador andaluz afronta desde el espíritu de partido, posicionándose con el materialismo filosófico que, según explicó, le permite "triturar" el marxismo-leninismo. Algo que, a la inversa, sería imposible, a su juicio.

La exposición de López Rodríguez creció a partir de las didácticas comparaciones con las que el filósofo acercaba sus tesis al nutrido público que acudió a la sede de la Fundación Gustavo Bueno para esta primera conferencia del año. Especialmente, cuando el pensador explicó cómo la "leyenda negra" en torno a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y, singularmente, referida a la figura de Josef Stalin, se asemeja a la que padeció España a consecuencia de la colonización de América.

"La leyenda negra es muy peligrosa. Una de las causas de la caída de la Unión Soviética es precisamente esa leyenda negra. Y España está como está por la leyenda negra, y por la estupidez", sostiene el filósofo. En el caso soviético, añade, esa leyenda negra se construye alrededor de las "purgas estalinistas", cuyas cifras considera que se han inflado de manera interesada.

"Hemos de pensar que la leyenda negra nunca es ingenua: tenía una funcionalidad política. Y en el caso de las purgas, está claro que hay mucha propaganda detrás. Las cifras son muy diversas: Solzhenitsyn habla de 61 millones de muertos, entre los que perecen a causa de la represión y las hambrunas, y hay quien llegó a elevar esa cifra hasta los 100 millones, afirmando además que Stalin dejaba que la gente muriese de hambre adrede. Pero los estudios más recientes rebajan las cifras de las muertes políticas a 1,4 millones", explica López Rodríguez.

Aunque la cifra sigue siendo abrumadora, el filósofo la pone en perspectiva: "Eran momentos de grandes desórdenes. Ya se había anticipado que, cuando cayera el zarismo, sería muy difícil estabilizar Rusia. Pero los bolcheviques lo consiguieron y evitaron además que el país fuera colonizado por Occidente. Ese fue su gran triunfo, y no fue pequeño", sostiene López Rodríguez, quien incide en que, "sin el leninismo, el marxismo sería una ONG", y quien, no obstante, precisa que Stalin y los bolcheviques "fueron de victoria en victoria hasta la derrota final".

Sus éxitos, en todo caso, quedaron oscurecidos por esa leyenda negra, que fue impulsada además desde dentro: "Nikita Kruschev es el padre Bartolomé de las Casas de la Unión Soviética", sostiene el pensador, que alude a un informe presentado por Kruschev en 1956 en el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, en el que criticó la figura de Stalin y denunció las persecuciones políticas.

A ojos de López Rodríguez, la "demonización" de Stalin fue desmesurada: "Fue un hombre que venció a todos sus enemigos, incluso a Hitler, pero no sólo le pusieron como el demonio, sino que además le hicieron pasar por tonto. Es parecido a lo que se hizo con Franco, que venció en todos los frentes y murió en la cama, y que en la República era considerado un militar leído, mucho más que cualquiera de nuestros representantes actuales. Pero se le ridiculiza y, en cambio, nos bombardean con una visión de la Transición en clave de leyenda rosa".