La asturiana Hilda Farfante, huérfana con cinco años de dos maestros represaliados y fusilados durante la Guerra Civil, es una activista incansable en favor de la recuperación de la memoria histórica. Es por esa razón por la que la Asociación Trece Rosas la ha distinguido con su premio este año. Al conocer el fallo del jurado, ayer por la tarde, Farfante, asturiana, de Cangas de Narcea, recordó las palabras de una de las Trece Rosas, precisamente de la ovetense Julia Conesa: "que mi nombre no se borre de la historia", y eso es, dijo, por lo que ha estado peleando toda su vida. "Mi lucha sigue y mientras tenga voz hablaré de mis muertos", declaró.

Farfante recibe el premio con redoblada satisfacción porque es una asociación asturiana la que se lo concede y volverá a recogerlo a su tierra, de la que salió con su hermana pequeña cuando mataron a sus padres a casa de sus tíos en Madrid. Regresó muchos años más tarde, a un homenaje a los maestros de la República en el cementerio de Cangas de Narcea y posteriormente a presentaciones de libros y documentales.

Ochenta años después del asesinato de sus padres no ha conseguido recuperar sus cuerpos, ni sabe con seguridad en que cuneta los enterraron. "Ochenta años y no hemos conseguido nada. Eso me desgarra las entrañas", aun se lamenta. Lo único que ha cambiado para ella desde hace algunos años es que se siente "más acompañada". "Durante años solo podía hablar de esto con mi familia", dice, y ahora se siente más solidaria a la sociedad.