"En el Faustus de Mann llega a su culmen la consideración ambivalente de la música, como algo peligroso y, al mismo tiempo, constructivo". Así se pronunció ayer el filósofo Rufino Salguero en Oviedo, durante su intervención en el programa de conferencias de la Fundación Gustavo Bueno. "El Doktor Faustus de Thomas Mann: la música entre ciencia divina y ciencia demoníaca" era el título de la charla, que en realidad fue una exposición muy sintética de un libro que Salguero publicará próximamente en la colección de filosofía de la música que promueve la Fundación Bueno.

Salguero es profesor de filosofía en Bachillerato, este año en el Instituto Lope de Vega de Madrid. El ponente comenzó situando en el tiempo la célebre obra de Mann, quien escribió el "Doktor Faustus" en Estados Unidos, entre 1943 y 1946. "Compone buena parte de la obra al hilo del desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, sin saber cuál va a ser el desenlace de la contienda", subrayó. Y agregó: "La novela refleja la dialéctica entre un Mann juvenil, que defendió el papel de Alemania en la Primera Guerra Mundial, y el Mann maduro, que dedica una crítica inmisericorde hacia el papel de Alemania en la Segunda Guerra Mundial".

La obra del escritor alemán (1875-1955) "conecta la ideología nacionalsocialista con una idea que Gustavo Bueno señala en 'El mito de la cultura': la línea de continuidad entre la reforma protestante de Lutero, el romanticismo alemán de Hegel, Fichte o Herder, y el nacionalsocialismo", precisó Salguero. A su juicio, este conglomerado pone de relieve "la presencia de la barbarie dentro de la cultura". "Mann decía que la política alemana sólo puede entenderse como dictadura, a consecuencia del esteticismo de la sociedad alemana, y muy especialmente del esteticismo musical", indicó. Según el análisis del ponente, Thomas Mann "ve la música como una metáfora de la crisis de la cultura, del arte y de la política alemanas".

Acusación de plagio

Rufino Salguero no eludió una de las grandes polémicas que rodea a Thomas Mann, derivada de su inclinación a apropiarse de material ajeno para incorporarlo a sus novelas. Este controvertido hábito "alcanza su paroxismo en el Faustus, hasta límites que llevan a pensar que puede ser un plagio, especialmente en el caso de Adorno", afirmó. Para colmo, el compositor Arnold Schoenberg también se quejará de no ser mencionado en la novela de Mann a pesar de ser el creador de la técnica dodecafónica, basada en series de doce notas. La mujer de Mann (Katia) y su hija (Erika) harán que Mann se autocensure y criticarán a Adorno por su soberbia y su falta de modestia al considerarse coautor del libro.

Con relación a Adorno -cuya obra aún no había sido publicada, y por lo tanto no podía ser reconocida por nadie-, Salguero considera que "hubo colaboración mutua, pero no creo que pueda hablarse propiamente de plagio". "Mann reconocerá su deuda con Adorno, sobre todo al escribir 'Los orígenes del Doktor Faustus'", apostilló.