Quiere ser un retrato íntimo de dos personajes icónicos del siglo XX en el mundo del deporte, en concreto en el del tenis, y por eso evita caer en los tópicos a la hora de mostrar los auténticos problemas de los dos protagonistas, que vieron cómo sus vidas daban un vuelco radical al mismo tiempo que escalaban al número uno del ranking en el deporte de la raqueta.

Las pretensiones del director, sin embargo, sin ser todo lo rigurosas que deseaban, ofrecen al menos cuestiones de gran calado psicológico y permiten al espectador atisbar algo del drama que estos tenistas vivieron y que habitualmente fue ocultado o manipulado por gran parte de los medios de comunicación.

Con Bjorn Borg como personaje más emblemático y llamativo, dejando en segundo plano a un John McEnroe que convertía todos sus partidos en un verdadero show, la película va mejorando ligeramente a medida que salen a la luz los temas de fondo, tanto los que amargan la realidad cotidiana del sueco, que contradecían su sobrenombre de "Hombre de hielo" y la aparente tranquilidad total que le definía, como sus permanentes conflictos con su manager y con su prometida.

Solo desde esta perspectiva se puede entender que se retirara profesionalmente a los 26 años, estando en la cima de su juego, una edad en la que los tenistas de mayor categoría viven los momentos de madurez. Gran parte de la segunda mitad está dedicada al increíble partido que decidió el vencedor del torneo de Wimbledon en 1980, que enfrentaba a un Borg que aspiraba a su quinto título consecutivo en Londres en el torneo de más prestigio del mundo y a un McEnroe que luchaba por su primera victoria en el mismo.

Fue, sin duda, un espectáculo increíble en el que Borg solo pudo vencer a su rival en cinco sets y con su octavo matchball. Eso sí, solo un año después, el norteamericano protestón e incorregible pudo vengarse y hacerse con la victoria en el mismo escenario.

Lo que sí deja constancia la cinta es de que el duelo entre ambos contribuyo a que crecieran y maduraran, e incluso a que entablaran una gran amistad que todavía hoy perdura. No está mal la historia y hay cosas a tener en cuenta, si bien no agota sus evidentes posibilidades.