Fue el más que digno colofón a una gran carrera que lo situó entre los más destacados actores norteamericanos de los últimos años. La última película del veterano Harry Dean Stanton, fallecido a los 91 años, solo unos pocos meses después de acabado el rodaje, confirma plenamente sus grandes cualidades interpretativas, que ya destacaron en títulos de la talla de ´París, Texas´, ´Alien´ o ´Twin Peaks´.

Es más, su papel en ´Lucky´ es no sólo uno de los más importantes de su filmografía, también un homenaje a su impecable profesionalidad que acoge rasgos de su propia vida. No extraña, por ello, que haya recibido infinidad de premios en festivales internacionales, entre ellos los de Locarno, Gijón, Haifa, Satellite Awards y Tallgrass.

La simbiosis que se produce entre el actor y el protagonista es un signo palpable de su categoría. ´Lucky´ es un ilustre veterano de la marina, ya nonagenario, que vive solo, aunque no en soledad, en una diminuta localidad estadounidense, sometido a las reglas de una inevitable rutina. No tiene hijos y tampoco hay en su vida una mujer. Tiene una especial afición a los crucigramas y su médico se siente asombrado de que tenga una salud tan envidiable, a pesar de que nunca ha dejado de fumar.

Se considera un privilegiado porque tiene argumentos para mantener conversaciones con antiguos compañeros que aparecen de vez en cuando por el bar del que es asiduo cliente. Y entre sus amistades no faltan inmigrantes mexicanos que se han instalado en el entorno. Es más, esta circunstancia genera la mejor secuencia de la cinta, realmente impagable, en la que Lucky interpreta ´Volver, volver´, la clásica canción mexicana.

No deja de sorprender que una película como ésta, con un tipo tan lleno de vida, sea la ópera prima del director John Carroll Lynch, que ha trabajado sobre un guión de Logan Sparks y Drago Sumonja, que no han ocultado nunca su inspiración en la persona de Dean Stanton. Le han dado rienda libre a su estilo y a su forma de ver las cosas.