A sus 85 años, Benedicta Sánchez vive el confinamiento entre la soledad de su casa de O Corgo (Lugo) y su jardín, en el que la actriz, amante de la naturaleza, pasa el tiempo cavando y sembrando: "La naturaleza tiene que estar muy contenta, estará de fiesta", ha señalado en una entrevista con Efe.

La ganadora de un Goya a mejor actriz revelación vive el confinamiento con relativa tranquilidad en un pequeño pueblo de aproximadamente 3.500 habitantes en el que, según cuenta, tras el estado de alarma "no pasan casi coches" y "no ve a nadie", algo que en cierto sentido la reconforta, puesto que disfruta de la soledad.

Tanto es así que ella, si no fuera porque enciende la radio y escucha "el número de fallecidos", consigue vivir una vida "casi normal" e incluso disfruta de unas "pequeñas vacaciones".

"Todo esto me afecta naturalmente porque es un problema para la humanidad. Pero yo lo llevo bien. Aquí estoy tranquila. Tengo familiares que me hacen la compra y además pasan furgonetas ofreciendo alimentos", explica Benedicta, que toca madera para que la situación se mantenga así en su caso.

"De momento parece que el virus no se ha enamorado de mí", afirma Sánchez, que trata de vivir pensando únicamente en el ahora, ya que, según expone, su cabeza no da para almacenar "días pasados" ni "ilusiones de futuro".

"Hay que vivir el ahora. Eso para mí sí que es una verdad desde hace años y me moriré con ella. Lo que pasó, pasó, y lo que venga, pues ya lo comprobaremos".

A esta mujer, enérgica y con una vitalidad de hierro, la muerte no consigue asustarla, pues para ella el miedo solo puede ser "sentimiento de culpa" o "falta de curiosidad".

Durante estos días, en los que la mayoría de españoles están confinados en sus hogares, en muchos casos en pisos minúsculos, Benedicta goza de un pequeño paraíso natural, en el que, según explica, puede disfrutar de un aire más fresco y salir, por lo menos, a 500 metros de su casa.

"Tengo donde distraerme. Dentro de casa y fuera. Estoy con las cervicales doloridas porque estoy trasplantando un ciprés, que nació en un lugar donde no quiero que continúe y lo quiero cambiar de sitio. Pero al cambiarle de sitio pues le tengo que buscar uno nuevo. Me duele la espalda de tanta azada y tanta hacha", asegura.

Y es que esta actriz, amante de lo natural, asegura que su conciencia no le permite "matar un árbol", por lo que considera una necesidad trasplantarlo a otro lugar y dejarlo crecer.

"Lo mío es la azada, el hacha, la tijera de podar... y luego en casa tengo muchas cosas que ordenar porque no es casa, es un almacén. Ese trabajo no se termina nunca. Para el día de San Juan voy a hacer una hoguera y quemarlo todo", afirma.

Vegetariana desde los 17 años, Benedicta dedica asimismo el tiempo a plantar frutas y hortalizas para comer y en sus largos ratos al aire libre reflexiona sobre el poder de la naturaleza, que a diferencia de los humanos, sigue su curso natural.

"Cuando las cosas coinciden la naturaleza las pone a funcionar, es tremenda. Siento una admiración muy grande por ella. El hombre siempre ha querido competir con la naturaleza y así hemos terminado", asegura.

La actriz espera que esta situación sirva para que los científicos y políticos "tomen medidas" y respeten más el mundo en el que vivimos, ya que según ha podido comprobar, durante los días del estado de alarma, la naturaleza "ha descansado".

"El ser humano tiene que corregir muchas cosas porque yo creo que así no conseguimos ser felices. La verdadera felicidad para mí sería la serenidad pero disfrutamos compitiendo y queriendo ser más (que el otro) y mejores", asegura Sánchez, que ve que se habla mucho de "higiene" pero que no se entiende de manera correcta.

"Mucha limpieza pero higiene luego ninguna. La higiene es el arte de conservar lo sano y yo veo que más que nunca la gente está con los médicos para arriba y para abajo, buscando las medicinas, las vacunas... en lugar de pensar un poco más en la higiene que supone un necesario cuidado del medio ambiente".

Benedicta, a la que le gustaría reunir a todos los filósofos de la historia para que debatieran sobre este momento de extrema "incertidumbre", confía en que cuando todo pase "la vida pueda ser un poquito más natural de lo que era" y que, sobre todo, "no tropecemos de nuevo con la misma piedra".