Tercera Federación

La alucinante historia el portero que está debutando en Tercera con 43 años: "Tenía decidido retirarme"

El meta del Barcia le saca 22 años a su compañero de portería

Sergio Escudero.

Sergio Escudero. / Juan Plaza

Esta vez sí. Es la definitiva. No como la anterior. Sergio Escudero (Avilés, 1980) promete dejar el fútbol en tres meses: ya iba a retirarse en junio del año pasado, estaba decidido, era el momento. "Pero ascendimos", se excusa el portero del Barcia, que tras toda una vida parando en categorías regionales está viviendo su temporada debut en Tercera Federación.

Aquella tarde, la de la jubilación interruptus, el Barcia empató contra el Lugones. Para subir a Tercera, el equipo de Valdés necesitaba que perdiera el TSK Roces, que en el minuto 90 iba ganando el Astur. "Iba a ser mi último partido, me lo tomé como tal -recuerda Sergio-. Cuando pitó el árbitro, dimos por hecho que nos quedaríamos en Primera Asturfútbol. Pero fui hacia el centro del campo y vi a todo el mundo celebrando". Cuando se supo, al fin, jugador de Tercera, se concedió un último baile sin pensarlo demasiado ("no me costó tomar la decisión de seguir").

Sergio Escudero.

Sergio Escudero. / Juan Plaza

Sergio completó el ciclo formativo en el Navarro. Siempre tuvo claro, asegura, que lo suyo era ser portero. Además de en el Navarro, jugó en Miranda, Podes, Pumarín, Valdesoto, Muros y Tapia hasta fichar por el Barcia hace cinco temporadas, por aquel entonces en Segunda Asturfútbol. Desde hace más de veinte años, compagina su trabajo en el área de mantenimiento de ArcelorMittal con su pasión, la portería: cuadrar turnos para ir a los partidos, hacer malabares para poder entrenar; el día a día, en fin, del futbolista modesto. "Las ganas de jugar lo pueden todo", explica.

El veterano portero no es el único que se estrena en Tercera: también lo hace el propio Barcia, un club pequeño, parco en recursos y enclavado en la Asturias despoblada que marcha colista de la categoría. "Hay equipos que disparan con pistolas, nosotros vamos a la guerra con piedras -expone-. Tenemos claro que somos la cenicienta del grupo, pero a nadie le gusta perder, está siendo difícil de llevar". Escudero se alterna en la portería con Illán Flores, 22 años menor que él: "Los jóvenes alucinan, porque podría ser su padre: el otro día, un compañero me dijo que era solo dos años mayor que su madre. Alucinan con que siga jugando. Me dicen: ya me gustaría llegar con esa energía a tu edad".

Sergio Escudero.

Sergio Escudero. / Juan Plaza

Aunque prácticamente les doble en edad, su trato con la facción más bisoña del plantel es fluido, de igual a igual. "Ahora con los chavales hablo de todo, hay mucha cercanía -reflexiona-. No tiene nada que ver con cómo era cuando empecé, la forma de tratar al veterano es muy distinta. Antes había mucha más distancia, era todo más serio, como ocurría en la sociedad en general. Pero me tratan con bastante respeto".

Su posición, la de portero, es quizá la que más ha evolucionado en los últimos años, con la introducción de variables que antes eran accesorias y ahora resultan imprescindibles como el juego de pies. ("podíamos hasta cogerla con la mano, y ahora tenemos que tocarla como si fuésemos delanteros"). Sergio asume que le cuesta acostumbrarse a tanta novedad ("no es lo mío, no tengo costumbre") y recomienda a sus colegas enfocarse en lo esencial: "Siempre digo que un portero está para parar con las manos". Si algo permite la experiencia es saber distinguir lo mollar de lo superfluo.

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