Las conservas están cada vez más presentes en nuestro día a día. La falta de tiempo y nuestro acelerado ritmo de vida ha hecho que para muchos sea habitual recurrir a la comida en conserva. Verduras, carnes, pescados, platos preparados... Son muchos los alimentos que podemos encontrar envasados en latas y botes.

Los alimentos envasados en botes y latas son una forma rápida, sencilla y económica, y además permiten ser almacenados durante largos periodos de tiempo, de ahí el secreto de su éxito.

No obstante, este tipo de alimentos pueden entrañar algunos riesgos si se encuentran en mal estado. El problema es que por sus características no resulta sencillo saber si se han estropeado y, por tanto, si nos pueden sentar mal.

Un alimento guardado en un bote o una lata tienen las condiciones idóneas para conservarse en buen estado durante más tiempo que un alimento fresco. El hecho de presentarse en envases herméticos y sellados al vacío tras someterse a un proceso térmico garantiza la destrucción de los microorganismos y posibles elementos patógenos. Además, los controles de calidad a los que están sometidas todas las conservas minimizan los posibles riesgos.

No obstante, en ocasiones estos productos también pueden llegar a estropearse, por posibles errores en el manipulado, transporte o almacenado, por ejemplo. Por ello es importante saber identificar cuándo una conserva se encuentra en mal estado.

Aunque no se trata de trucos infalibles, existen ciertas señales que pueden hacernos pensar que una conserva no se encuentra en sus condiciones óptimas. Si es así, evita los riesgos y no la comas.

- Cuando abrimos un bote debemos notar resistencia en el tapón del envase y oír el típico 'plof'. Si no es así, puede ser una señal de que el producto está malo.

- También debemos ser muy precavidos si observamos que el líquido está turbio

- No consumas los alimentos que se encuentren en un envase abultado

- Rechaza las latas que presenten golpes, abolladuras, óxido y, por supuesto, perforaciones, ya que pueden haber comprometido la integridad del sellado hermético.

- Cuidado con las latas cuya tapa se mueve (haciendo el típico ruido de 'clic clac'

- No te fíes de un producto que al abrirlo suelte mucho aire o líquido a presión

- Haz caso a tu vista y a tu olfato. Si el alimento de un alimento te resulta sospechoso, cúrate en salud y no te lo comas. Tampoco si notas que huele mal o desprende un olor extraño.

- Mucho cuidado con consumir un producto en el que observamos burbujas tras ser abierto, ya que puede indicar la presencia de bacterias. Lo mismo ocurre si vemos espuma.

- Es normal percibir un silbido suave cuando abrimos una lata, pero no lo es si este silbido es agudo y fuerte.