El Cristo de los Mártires se resguarda en San Pedro: así fue el vía crucis en Gijón

La lluvia obliga a celebrar el Jueves Santo en el interior del templo, lleno: "Lo vivimos con mucha pena"

VÍDEO: así se ha vivido el vía crucis del Jueves Santo en Gijón

LNE

Por segundo día consecutivo, el mal tiempo obligó a las hermandades gijonesas a suspender la procesión. En esta ocasión fue el hermano mayor de la Santa Misericordia, Ignacio Alvargonzález, quien se lo hizo saber al resto de cofrades y a los muchos fieles que, bajo chubasqueros y paraguas, se dieron cita a las puertas de la parroquia de San Pedro con motivo del vía crucis del Jueves Santo. "Lo que prima en estos momentos es preservar el patrimonio que tenemos y también hacer un acto que no sea deslucido, porque con lluvia hay menos gente y la procesión se hace atropellada", expresó Alvargonzález.

En la parroquia de San Pedro se reprodujeron escenas similares a las que se vivieron el Miércoles Santo en San José. Eran muchos los hermanos de la Santa Misericordia los que se consolaban entre ellos. "Es duro porque en esta Semana Santa habíamos puesto mucha ilusión y ganas", reconoció el hermano mayor de la Cofradía.

A Miguel Fernández-Peña, Pablo Fernández-Peña, David del Amo y Vera Parada les dolió especialmente. Ellos iban a ser los acólitos que portasen los incensarios con los que impregnar las calles de Gijón del característico olor a incienso. Para la ocasión estrenaban sus relucientes ternos. "Era un día ilusionante y emocionante por compartir estos momentos con todos nuestros hermanos", afirmó Miguel Fernández-Peña, que lamentó que "la decisión estaba asumida porque el tiempo está claro que no acompaña, pero aun así estamos tristes porque llevamos todo un año esperando este momento".

La hermandad se vio obligada a modificar los planes establecidos. Cuando el reloj marcaba las ocho de la tarde procedieron a realizar un homenaje a su Cristo de la Misericordia y de los Mártires bajo los pórticos de San Pedro. Bastó con que el Conde de Revillagigedo, Álvaro Armada y Valdés, diera la orden de salida para que veinticuatro cofrades de la Santa Misericordia se echaran el paso sobre sus hombros. Junto a ellos se encontraban siete integrantes de la Escuadra de Gastadores del Regimiento Príncipe número 3. Olía a incienso y la Banda de Música de Gijón aportó el acompañamiento musical tocando las marchas "Jesús de las Penas" y "el Cristo de La Lanzada". Al finalizar la primera, Alvargonzález alzó la voz para gritar: "¡Viva el Cristo de la Misericordia!".

Bajo sus paraguas, decenas de fieles y devotos se agolpaban alrededor de los protagonistas. Muchos de ellos aprovecharon para inmortalizar el momento con sus teléfonos móviles. "Lo vivimos con mucha pena porque sabemos todo lo que han trabajado para salir", subrayaron Ana Trancho y sus hijos, Alejandro y Juliana Viúdez. Su padre, Manuel, era uno de los hermanos que porteaba el paso. "Al menos aquí la gente ha podido ver el trabajo y la devoción que tienen", añadió Trancho. A escasos metros estaban la vicealcaldesa y concejala de Economía, Empleo, Turismo e Innovación, Ángela Pumariega, y el también edil del PP, Guzmán Pendás, responsable de Participación y Atención a la Ciudadanía. "Es duro. Sobre todo, por las personas que llevan tanto tiempo preparando este momento para que luego el tiempo no acompañe", dijo Pendás. "Es importante que haya tanta gente aquí apoyando, pero hubiera sido mucho más visual haciendo el recorrido", agregó, por su parte, Pumariega.

Al culminar, la Banda de Música de Gijón su actuación, la hermandad de la Santa Misericordia quemó el pergamino en el que habían dejado por escrito sus intenciones. En ese instante, tanto los cofrades de las tres hermandades como el resto de fieles accedieron al interior de la parroquia de San Pedro, donde se rezó el Vía Crucis. La puerta de la iglesia quedó totalmente abierta para que el paso continuara al alcance de la vista de todos los presentes. Allí se quedaron los Gastadores para escoltar al Cristo de la Misericordia y de los Mártires, repleto de colorido por claveles rojos y palmas, laureles, helechos y eucaliptos. "Es muy triste hacerlo así, pero ver a toda la gente congregada y el fervor que tienen también anima. Esto ya nos presta", aplaudió el coronel del Regimiento Príncipe número 3, Jesús Martínez Victoria.

Los encargados de leer las reflexiones y las citas evangélicas del Vía Crucis en una iglesia de San Pedro abarrotada fueron el párroco de San Pedro, Javier Gómez Cuesta, y Elena Gumiel, una de las hermanas que el miércoles recibió la imposición de nuevas medallas de la Santa Misericordia. José Ramón Villa, Pilar Fernández-Acevedo, Luis Fernández-Peña y Sonia Gallego fueron los cuatro cofrades que recorrieron el templo para completar las catorce paradas del Vía Crucis en cuarenta y cinco minutos.

Previamente, a las seis de la tarde, la iglesia de San Pedro acogió la solemne Institución de la Eucaristía. A las diez de la noche tuvo lugar en la misma iglesia la hora santa abierta a todos los fieles.

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