El violento relato en el juicio al marroquí que atacó a su amigo en Gijón con un cuchillo jamonero (y amenazó de muerte a los policías): "Me quiso sacar los ojos"

El agresor llegó a denunciar a la víctima, que dice que se defendió como pudo: "Me metió varios viajes con el cuchillo, fue muy 'heavy'"

La víctima, al fiscal: "Tengo heridas por todo el cuerpo, si quiere se las enseño"

El caso quedó listo para sentencia: al acusado magrebí le piden 5 años y cuatro meses y varias multas por agredir a los policías

A la izquierda B. D. y a la derecha el principal acusado, B. M., esta mañana en el juicio

A la izquierda B. D. y a la derecha el principal acusado, B. M., esta mañana en el juicio

Pablo Palomo

Pablo Palomo

No solo, presuntamente, tomó un cuchillo jamonero para apuñalar a su amigo tras descubrir que había tenido conversaciones telefónicas con su pareja, sino que además amenazó con tirotear hasta la muerte a los policías que le fueron a detener. Así lo testificaron ayer los cuatro policías locales que participaron en la detención de B. M., el joven al que le piden cinco años y cuatro meses de cárcel, así como varias multas, por emprenderla a cuchilladas contra un conocido suyo en un domicilio de la calle Ana María, en el barrio de El Llano, el pasado 22 de marzo de 2022. El juicio se celebró esta mañana en lo Juzgado de lo Penal número 1 y en el mismo declararon la víctima, el agresor y los agentes. Se barajó la posibilidad de que hubiera un acuerdo previo, algo que finalmente no fue posible porque, entre otras cosas, el principal acusado denunció al hombre al que supuestamente apuñaló y apaleó. La paliza fue tal que, incluso, tal y como dijo la víctima, le "quiso sacar los ojos" metiéndole los dedos en las cuencas. "Estuve casi dos meses sin poder ver", afirmó.

Fue el principal acusado, B. M., el primero en hablar. Ofreció una versión completamente diferente a la del agredido y se presentó ante el juez, Lino Rubio, como la víctima de todo. Su versión no la corroboraron ni el agredido, como era lógico, ni tampoco los cuatro policías locales que declararon en sede judicial. Lo que vino a contar B. M. fue que se encontró con su conocido por la calle y que, tras haber bebido, fueron a la casa de este para continuar con la fiesta. Tomaron drogas, en concreto, cocaína, y dijo que, en un momento dado, fue "golpeado con un objeto contundente", pero sin precisar qué tipo de objeto fue.

"Lo que hice fue defenderme, pero no lo apuñalé en ningún momento", manifestó. Únicamente se prestó a contestar a las preguntas que le hizo su abogado. No respondió a las del fiscal, ni a las del letrado de la víctima, ni tampoco a las de la acusación particular, ejercida por los policías. "Llevábamos toda la noche bebiendo y tomando cocaína y cuando llegaron los policías nos caímos por las escaleras. No los agredí", añadió.

Lo que dijo B. D., la supuesta víctima, fue radicalmente distinto. Este joven ofreció su versión de los hechos en un tono coloquial, que generó algún que otro murmullo en la sala. Vino a decir que se lo encontró por la calle y que tomaron algo. Después, que se fueron a su casa y que allí el marroquí, nacido en 1993, le pidió el teléfono para llamar a su novia. "Dijo que había discutido con la moza y me pidió el móvil", concreto.

Este hombre atribuyó su furibunda reacción a que vio en el terminal que había conversaciones con la pareja de este. "Me tiró varios viajes con el cuchillo y me defendí para que no me tocara en ningún punto débil", le dijo al fiscal B. D. "Gracias a los policías estoy vivo. Ni más, ni menos, esa es la verdad", abundó. "Estaba en el suelo, completamente agotado. Yo no le agredí. Vamos, es que si le golpeo yo...", apostilló ahogando una risa y señalando al acusado, para hacer ver a la sala que entre ambos, existe una diferencia de corpulencia bastante grande.

"Luego, los agentes me levantaron del suelo y empezaron a leches entre ellos", prosiguió B. D., que habló de que no hubo una sola agresión con un cuchillo, sino con dos. Contó también que se tuvo que encerrar en la habitación. Las armas, recuperadas después por la policía, quedaron con el filo doblado, según se precisó después. "Le quité un cuchillo y fue a por otro. Tengo heridas por todo el cuerpo", añadió la víctima, señalándose varias partes del cuerpo y dando la espalda por momentos al juez para puntualizar que parte de esas heridas las tenía en la espalda.

"Se las puedo enseñar, si quiere", le llegó a decir el fiscal. Este le dijo que no hacía falta. "No es necesario, ya que constan en el sumario", fue la respuesta exacta del Ministerio Público. "Fuimos a mi casa porque me dijo que me iba a invitar, pero al final no lo hizo. Es que él es muy fantasioso", llegó a decir B. D.

Por la sala pasaron los cuatro policías locales que participaron en la detención. Al lugar de los hechos llegó primero una pareja de agentes y a los pocos minutos, otra. Según el fiscal, los recibió a puñetazos y con la mano a la espalda, como queriendo ocultar algo. Al final, según dijeron los policías, no llevaba nada. Les recibió a golpes. Uno de los agentes contó que esquivó un puñetazo y que cayeron por las escaleras del rellano, que era estrecho. Llegaron a caer, después, todos los policías.

Los agentes contaron que se encontraron a la víctima en el suelo y que "todo estaba lleno de sangre". Hablaron de las lesiones que tenía en la cara, por los golpes, y en los ojos. "Estuve sin ver dos meses. Me metió los dedos en los ojos", había dicho antes B. D.. Los agentes comentaron también la excitación que llevaba encima el detenido, que llegó a pegar cabezazos contra la mampara del coche policial. Uno de ellos contó que el acusado les llegó a decir que tenía una pistola y que "ya les encontraría". La víctima, B. D., murmuró cuando escuchó esto.

En el juicio declararon también los peritos. El caso quedó listo para sentencia. El Fiscal pide a B. M., que es al único que acusa, tres años por un delito de lesiones sobre la víctima, así como un año y dos meses de cárcel por cada uno de los dos delitos de lesiones sobre los agentes. También, por cada uno de los dos delitos de lesiones leves cometidos contra los agentes de la Policía Local, a dos meses de multa con una cuota diaria de 10 euros.

Por su parte, el principal acusado, le pide tres años de cárcel a B. D., la supuesta víctima, por las lesiones que dice que se produjeron.