El futuro de las infraestructuras de la ciudad

Los restos de la muralla de Gijón que deben localizar antes de urbanizar el Solarón

Los expertos abogan por adelantar esas excavaciones para no hacerlas "a la trágala" cuando ya estén en marcha las obras en la zona

Una vista del Solarón.

Una vista del Solarón. / Marcos León

M. C.

El desarrollo del plan de vías requerirá de la localización de los restos arqueológicos de la antigua muralla y el foso defensivo construidos durante las guerras carlistas, del que los expertos consideran que una parte se encuentra bajo el Solarón. Así lo habían comunicado en 2019 a la Consejería de Cultura del Principado de Asturias, tras lo que en mayo de 2020 la comisión permanente del Consejo del Patrimonio Cultural de Asturias dictaminó que habría de tenerse en cuenta esta circunstancia a la hora de abordar futuros desarrollos urbanísticos en esta zona de Gijón. En concreto, el Consejo de Patrimonio ante la futura urbanización de la zona, planteó como medida correctora a priori la localización arqueológica de los restos y su documentación ante posibles remociones de tierra que hubieran de llevarse a cabo allí.

La localización y documentación de los restos enterrados de fosos o cimentaciones de la muralla que pudieran existir en esa zona entre 1840 y 1870 "es una de las dos afecciones del Solarón desde el punto de vista del Patrimonio Cultural", se informa desde el Principado. La otra es la relativa al Camino de Santiago, cuyo recorrido histórico o tradicional discurriría por ese ámbito antes de la implantación de las vías del ferrocarril y de la estación en el siglo XIX, y que se volverá a recuperar como uno de los itinerarios peatonales que se prevén implementar en el plan de vías.

El estudio de los restos que hay bajo el Solarón de la estructura defensiva construida en Gijón durante las guerras carlistas fue solicitado en sendos escritos remitidos a Cultura en 2019 por el historiador Héctor Blanco y por la Asociación profesional de Arqueólogos, Conservadores y Museólogos de Asturias, después de que la Junta de Gobierno del Ayuntamiento hubiera comenzado a tramitar en octubre de aquel año las obras de urbanización del parque del Solarón con vistas a la venta de parcelas para edificar en las mismas.

Urbanizar el Solarón requerirá localizar antes los restos de la muralla del siglo XIX

El foso de la fortificación en 1884 en los terrenos del Ferrocarril de Langreo, ahora parque del Solarón. / Nemesio Martínez Sienra

La muralla levantada entre 1837 y 1841, antecedida por un foso, para defender la ciudad y su puerto se comenzó a desmantelar progresivamente en 1867. Ningún tramo de la misma queda sobre el terreno, si bien Héctor Blanco considera que "es más que probable que la estructura del foso perviva bajo el subsuelo", considerando que al menos del foso "tiene que haber restos en la parte del Solarón más próxima a la plaza del Humedal", considerando que la prospección arqueológica necesaria para estudiar y documentar esos restos sería conveniente acometerlo con suficiente tiempo antes de que se vayan a efectuar las obras de urbanización, para evitar interferencias. "Lo normal sería resolverlo ahora, que no tienes urgencia, que puedes planificarlo tranquilamente y tienes margen de maniobra para actuar, mientras que si se hace cuando ya hay una obra de urbanización, hay que hacerlo a prisa y corriendo y a la trágala", señala.

Patrimonio, pendiente

A esto añade el historiador que aunque también cabría el riesgo de que un hallazgo arqueológico obligara a parar una obra, considera que "aquí no va a aparecer nada de una relevancia extrema, pero lo que haya, hay que documentarlo", conforme establece la legislación sobre patrimonio, que obliga, ante sospecha o certidumbre de la existencia de restos arqueológicos, a acometer previamente una investigación y prospección para determinar la entidad esos restos "y según lo que encuentres, documentarlo o puede que aparezca algo que exija que tiene que seguir permaneciendo ahí", siendo esto último una "incertidumbre" de cara a los planes que haya para la urbanización de la zona que podría despejarse efectuando con antelación suficiente la investigación arqueológica.

La zona afectada es una franja que "según las planimetrías históricas del recorrido del foso" atraviesa el Solarón desde la altura de la Casa Sindical hasta las calles Belmonte de Miranda y Joaquín Alonso Bonet.

La Asociación Profesional de Arqueólogos, Conservadores y Museólogos de Asturias, fue en su día más allá, pidiendo la inclusión de los restos de la fortificación de las guerras carlistas en el Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias, un grado de protección que obligaría a acometer actuaciones preventivas para conservar o al menos evaluar el potencial arqueológico de la zona antes de acometer una obra, recuerda el presidente de la asociación, el arqueólogo gijonés Rubén Montes López, quien indica que la asociación mantiene esa petición a pesar de que en su día no fue atendida por la Consejería de Cultura. "Lo pertinente sería hacer algún tipo de actuación previa, porque es seguro que aún queda bajo el Solarón el foso" de la estructura defensiva levantada en el siglo XIX, apunta.

Aquella fortificación de la ciudad erigida entre 1837 y 1841 se hizo según proyecto del ingeniero militar Celestino de Piélago. Héctor Blanco explicaba, en un artículo publicado en LA NUEVA ESPAÑA en 2019, que aquella fortificación no tuvo la envergadura de la muralla construida durante el bajo imperio romano, de la que quedan restos en Cimadevilla. La construida para defender a la ciudad y su puerto durante las guerras carlistas "más que muralla se trató de una tapia de mampostería aspillerada en su parte superior a la que antecedía un foso. Si como estructura defensiva era más bien discreta y nunca llegó a terminarse según lo proyectado tuvo, sin embargo, mucha mayor trascendencia por su longitud: una línea quebrada que dibujaba cinco puntas y que enlazó la zona de la Escalerona con las inmediaciones del garaje Auto Salón en el límite meridional del barrio de El Carmen", en palabras del historiador gijonés.

Blanco también apunta que, tras su desmantelamiento, los terrenos que ocupaba tuvieron legalmente que destinarse a vías públicas, jardines o a edificios de uso público "y por ello en ese trazado encontramos espacios hoy tan señeros como la calle Capua, la plazuela de San Miguel, el primer tramo de la calle Covadonga, la mayor parte del Paseo de Begoña, la totalidad de la plaza de Europa, el paseo de la Acerona, la plaza de El Humedal y la parte inicial de la calle Sanz Crespo".

El tramo de fortificación que se realizó al completo fue el de la zona occidental, el que separó el casco urbano de entonces del Humedal, incluyendo la apertura del foso entre la desaparecida playa de Pando y la actual Plaza de Europa. A ese tramo pertenecen los restos que se supone que se encuentran bajo el Solarón.

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