El futuro de la Unión

Los 5 grandes retos de política exterior de la UE tras las elecciones europeas

La nueva legislatura europea echará a andar en un contexto geopolítico más revuelto que nunca

Sesión plenaria del Parlamento Europeo en Estrasburgo

Sesión plenaria del Parlamento Europeo en Estrasburgo / EP

Silvia Martinez

La nueva legislatura europea, resultado de las elecciones al Parlamento Europeo del 9 de junio, echará a andar en un contexto geopolítico más revuelto que nunca. Continuarán los mismos desafíos de política exterior con los que terminará el curso la próxima semana en Estrasburgo: una guerra en Ucrania estancada y con Rusia en posición de fuerza gracias a su superioridad en munición, un conflicto en Oriente Próximo que amenaza con hacer estallar a toda la región, una creciente rivalidad tecnológica con China con más contenciosos abiertos que nunca que amenazan con terminar en guerra comercial, una limitada influencia en un continente clave como es África y unas relaciones con América Latina que, pese al intento bajo presidencia española de relanzarlas, siguen sin despegar y con el pacto comercial con los países del Mercosur totalmente bloqueado.

Guerra en Ucrania

La guerra ha entrado en febrero de 2024 en su tercer año con el renovado compromiso de la Unión Europea de ayudar a Kiev -- con un fondo de 50.000 millones de euros -- a resistir al invasor ruso todo el tiempo que haga falta. Una promesa de “vida o muerte” que deberá traducirse este año en el suministro masivo de artillería y munición, en cantidades regulares y suficientes, para que Kiev pueda repeler los ataques con drones y misiles que están destruyendo poco a poco las infraestructuras básicas del país -- el 70% de las instalaciones que producen electricidad han sido destruidas. Esta necesidad de munición, particularmente de sistemas de defensa aérea y baterías Patriots, seguirá siendo uno de los principales desafíos este 2024. “Dadas las dudas de Occidente a la hora de aumentar la producción de armas y la falta de planificación para el período posterior a la contraofensiva, 2024 será el momento más difícil para Ucrania desde los primeros dos meses de la invasión a gran escala”, auguraba hace unos meses Gustav Gressel, analista del ECFR. Otros dos desafíos en la nueva legislatura serán la reconstrucción del país y el proceso de adhesión de Ucrania a la UE.

Conflicto en Oriente Próximo

El ataque de la organización terrorista Hamás contra Israel del pasado 7 de octubre y la posterior respuesta militar contra la Franja de Gaza por parte del Gobierno de Binyamin Netanyahu, que se ha saldado hasta ahora con casi 34.000 muertos y miles de desplazados, ha reavivado una confrontación que amenaza con convertirse en una guerra regional y provocar un seísmo en todo Oriente Próximo. Sobre todo, a raíz del ataque masivo con 300 drones y misiles lanzado hace unos días por Teherán contra Israel que amenazan con desestabilizar toda la región. El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, ha reconocido esta semana que la región se encuentra al borde de “un precipicio muy profundo” y se multiplican los contactos diplomáticos y los llamamientos, tanto a Israel como a Irán, dos países con armas nucleares en sus arsenales, para que eviten una escalada de las tensiones que salpique a otros vecinos de la zona como LíbanoYemenSiria o Irak. Pese a este nuevo foco de tensión, la UE considera que el gran desafío en los próximos meses seguirá siendo ayudar a Gaza.

Rivalidad creciente con China

El diagnóstico de Bruselas sobre China es claro: “Se ha vuelto menos abierta al mundo y más represiva en casa al tiempo que adopta una postura más asertiva en el exterior, recurriendo a la coerción económica, a boicots de productos europeos y controles de exportación de materias primas críticas”. Para la UE el gigante asiático es un socio y un competidor, pero también un rival sistémico. Y, aunque no llega el choque que mantiene Washington con Pekín, la tirantez con un socio cada vez más cerrado y autoritario es creciente. Las relaciones van de mal en peor y los enfrentamientos se multiplican. No solo por las tensiones que sigue provocando la postura equidistante de China en Ucrania, sino por la competencia desleal que ejerce Pekín y la extremada vulnerabilidad y dependencia europea. En los últimos meses Bruselas ha abierto investigaciones anti-subsidios por la importación de coches eléctricos y contra fabricantes chinos de turbinas eólicas que supuestamente invierten en Europa dopados con fondos públicos y estudian sumar a la lista las licitaciones de equipamiento médico. “Existe el riesgo de que, a medida que el poder y la importancia de China sigan creciendo en los próximos años y que se multipliquen los problemas, la ausencia de una estrategia bien diseñada que oriente los pasos futuros obstaculizará el enfoque de la UE hacia China”, sostiene un informe del Parlamento Europeo.

Relaciones con América Latina

La cumbre UE- América Latina y el Caribe celebrada en julio del año pasado, con España como presidencia semestral de la UE, hizo que la mirada del club se trasladará por unos meses al otro lado del Atlántico y se renovara la alianza y la asociación estratégica con la región donde el bloque europeo se ha comprometido a invertir 45.000 millones hasta 2027. La UE dispone de una extensa red de acuerdos comerciales entre los 27 estados miembros y 33 de países de la región y es el tercer inversor en el continente. El acuerdo comercial entre la UE y los países de Mercosur (ArgentinaBrasilParaguay Uruguay), llamado a crear un área de libre comercio de 800 millones de personas, sigue sin embargo bloqueado. Países como Francia -- aunque también genera controversia en otros estados miembros como Austria, Irlanda o Países Bajos-- se han opuesto con uñas y dientes alegando que permitiría importar a la UE productos que no respetan las mismas reglas que, en cambio, sí tienen que cumplir los productores europeos. Pese a la postura del presidente francés, Emmanuel Macron, la Comisión Europea sostiene que poner el foco en Latinoamérica ayudará en los esfuerzos europeos por reducir la dependencia de China, y que seguirá siendo un acuerdo prioritario. Su inclusión en lo alto de la nueva agenda europea dependerá de los equilibrios políticos de la nueva legislatura.

La influencia en África

África es el vecino más próximo de la Unión Europea. Un continente “clave”, con más de 1.000 millones de personas, que alberga, algunos de los países más pobres del planeta, muchos de ellos muy debilitados por conflictos y terrorismo como es el caso de la región del Sahel (Burkina Faso, Mauritania, Malí, Níger y Chad), una zona estratégica para la UE en términos de seguridad. Un continente también muy permeable a la influencia de China o Rusia en el que la UE se intenta reposicionar con una iniciativa de inversiones llamada Global Gateway, dotada de 300.000 millones de euros y de los cuáles 150.000 millones tendrán como objetivo el continente africano para el desarrollo de infraestructuras. Esta estrategia, alumbrada hace tres años por Bruselas para neutralizar la influencia asiática y rusa confirma que África es y seguirá siendo prioritaria para la UE. “Tenemos que repensar nuestro enfoque hacia África para ofrecer más cooperación y comprender que la estabilidad de los estados africanos es parte de nuestra seguridad”, decía en febrero el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, durante una reunión ministerial. La intención de Bruselas es presentar una nueva comunicación sobre las relaciones con África en la segunda mitad de 2024.

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