Opinión

Otro lío del "pisajuanetes"

El conflicto diplomático con Argentina por una maledicencia

El facundo ministro de Transportes, ese señor de Valladolid avezado "pisajuanetes", acaba de zambullirse en otro fangal, para deleite de la muchachada plumilla que sigue con alborozo sus andanzas. No contento con liarla parda en territorio nacional, donde ha alcanzado generosa fama de mindango, ha decidido meter a su jefe y sin venir a cuento en un conflicto internacional con Argentina, país hermano pese a estar gobernado por un supuesto boquinecio; o un barallocas, que diría un gallego viejo.

El ministro charrán con ganada fama de bocachancla -no es que lo diga servidor con ánimo de insultar: baste con escrutar su retahíla de excesos verbales- difundió en público un chismorreo acerca del presidente del país austral. O sea, que el follonero de las listas negras puso verde al titular de la Casa Rosada, quien enrojecido de ira pese a su ideología azul celeste, se despachó en venganza contra Pedro Sánchez y los supuestos líos de su señora esposa, aprovechando que el Pisuerga pasa cerca de la casa del señor ministro y por Buenos Aires el Río de la Plata. Tuvo que responder a semejante marimorena el titular de Asuntos Exteriores del Reino de España para zanjar el asunto y frenar una crisis gratuita de sucesivas afrentas que no beneficia a nadie a uno y otro lado del charco.

El inoportuno cócora no acaba de amoldarse a las exigencias del cargo, que requiere de un ministro que se precie educación en el lenguaje y corrección y cortesía en el trato, máxime cuando uno se dirige a un gobernante de otro país, por muy carcunda y tragasantos que el tal Milei parezca o sea. Seguramente el hábito mangurrián y bultuntún se irá disipando con el paso del tiempo y la práctica institucional. Conviene recordar que en tan alta magistratura es menester no comportarse como un “escuchapedos”, que es como en Navarra llaman al aldraguero que difunde chismes y habladurías para darse importancia.

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