España goza de uno de los legados medievales más abundante y mejor conservados. Con razón el nuestro es el tercer país del mundo con un mayor número de parajes declarados Patrimonio de la Humanidad. Son muchas las localidades que se han esforzado para que la locura de la burbuja inmobiliaria no invadiese sus cascos históricos. Como resultado han quedado en estos lugares conjuntos arquitectónicos verdaderamente bonitos, que le transportan a uno a otra época en cuanto pisa sus empedradas calles.

Concentrar en solo cinco pueblos una muestra representativa de la herencia medieval que tanto abunda en España es una ardua tarea. La siguiente es solamente una propuesta, en la que con seguridad se estarán quedando fuera una retahíla de zonas de inimaginable belleza.

Santillana del Mar

Este pequeño municipio cántabro es conocido por ser la ciudad de las tres mentiras, puesto que Santillana del Mar no es santa, ni es llana, ni tiene mar. Curiosidades aparte, pasear por Santillana del Mar es retrotraerse a otra época. El esmero que se ha dado por conservar la estética medieval se refleja en el aspecto de todas las tiendas y comercios del lugar: ninguno desentona con su entorno. Su edificio más emblemático, y donde van a morir las calles principales de este pueblo, es la colegiata de Santillana, perteneciente al período románico. En Santillana del Mar también se puede disfrutar de las cuevas de Altamira y de un pequeño zoológico.

La Alberca

La arquitectura de esta localidad salmantina es digna de ver. Por algo fue el primer sitio en disfrutar en 1940 de la denominación de Monumento Histórico-Artístico. Las coloridas fachadas de piedra y madera, adornadas por las flores de los balcones en primavera, conforman una bucólica imagen de postal. Quizás la estampa más característica de La Alberca sea la de la Plaza Mayor del pueblo, con sus soportales de columnas en las plantas bajas de los edificos. La pequeña villa se sitúa en la Sierra de Francia y tiene apenas 1.000 habitantes. Visitar La Alberca es una buena opción de turismo rural para todo aquel que quiera disfrutar de una amalgama perfectamente integrada de vestigios de la cultura judaica, islámica y cristiana.

Balcones con plantas en flor en La Alberca. Foto: Getty Images

Peratallada

Otro lugar también declarado Monumento Histórico-Artístico por la perfecta conservación de su patrimonio medieval. Peratallada se erigió en el siglo X alrededor de un castillo situado no muy lejos de la frontera francesa, a 135 kilómetros de Barcelona. Sus construcciones pertenecen a la época del románico y sus callejuelas cubiertas de hiedra te transportarán con total seguridad a esos tiempos. Como curiosidad, decir que el primer presidente de la Generalitat de Cataluña era oriundo de esta localidad, el obispo Berenguer de Cruïlles.

Callejuelas de Peratallada. Foto: Getty Images

Ronda

La localidad malagueña de Ronda conserva un buen número de elementos que recuerdan a tiempos añejos. Está dividida por una garganta excavada por el río Guadalevín. Para poder salvar este gigantesco foso, se levantó el impresionante puente de Ronda. Protegido por una muralla del medievo, el casco antiguo, también denominado ´la ciudad´, fue declarado Bien de Interés Nacional. La zona de la Puerta de Almocábar, localizada en la parte sur del pueblo, es la que emana más aires medievales. Por allí entraban los árabes moriscos al barrio de San Francisco entre los siglos VIII y XV.

Parte de la muralla de Ronda. Foto: Getty Images

Cuenca

La ciudad amurallada de Cuenca, con sus típicas Casas Colgadas sobre el cauce del río Huécar, es un ejemplo genial de conservación del paisaje arquitectónico antiguo. En 1996 fue declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad. La zona fortificada es de origen islámico y medieval, y da buena muestra la importancia estratégica que tuvo Cuenca entre los siglos VIII al XVIII. Además, en Cuenca, la naturaleza juega también un papel muy importante ya que envuelve a la ciudad armoniosamente con sus ríos y abundante vegetación.

Vista de Cuenca. Foto: Getty Images