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Una iglesia gallega instala un dispensador de agua bendita para garantizar la seguridad de los fieles

El templo de Santa Teresa dispone de un artilugio mecánico para que los fieles puedan santiguarse sin riesgo de contagio

Una iglesia gallega instala un dispensador de agua bendita para garantizar la seguridad de los fieles

Una iglesia gallega instala un dispensador de agua bendita para garantizar la seguridad de los fieles

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Una iglesia gallega instala un dispensador de agua bendita para garantizar la seguridad de los fieles

Corría el mes de marzo. La irrupción del COVID-19, una enfermedad que ya sonaba con fuerza en todo el mundo y empezaba a alterar nuestras rutinas, obligó a la Conferencia Episcopal a recomendar a los curas retirar el agua bendita de las pilas, medida que continúa vigente hasta la fecha. El objetivo: reducir al máximo las probabilidades de contagio entre los feligreses en plena pandemia. Ocho meses después, Manuel Ángel Rodríguez, sacerdote de la parroquia de Santa Teresa, en Ramón Nieto, ha dado con la tecla para sortear los caprichos del famoso patógeno: para recuperar este sacramental hurtado por el coronavirus, ha instalado un dispensador automático que se acciona con el pie. Ya cosecha gran éxito en la comunidad, la “única” de toda España que se beneficia de este invento, según él mismo asegura.

Su funcionamiento es similar al de los dispensadores de gel hidroalcohólico que proliferan en los comercios: basta con poner las manos debajo de un caño delgado situado en la parte alta del artilugio y presionar el pedal que está en la base. De ese modo, gotea el agua bendita y se erradican las opciones de transmisión del virus. El propio párroco se encarga de rellenar el pequeño depósito para que los fieles siempre tengan a su disposición este servicio. “Con este sistema, no existe ningún problema, la seguridad es máxima"

Manuel Ángel Rodríguez reconoce estar “encantado” con esta idea, que es “realmente buena”.

Y es que el párroco llevaba tiempo buscando un mecanismo para recuperar el sacramental, una petición de la comunidad.

"La gente está muy contenta, ya echaba de menos poder santiguarse con agua bendita después de tantos meses sin hacerlo por culpa del coronavirus”

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"Hace unas semanas, habló conmigo un vendedor de estos aparatos y, al mostrarme cómo son y su funcionamiento, me convenció al momento, compré uno y ya me lo han traído desde Valencia; el señor quedó descolocado, no se lo esperaba, ya que, antes, había preguntado en otras iglesias y no le habían aceptado la propuesta”, señala el sacerdote de Santa Teresa tras reconocer que se trata de un producto “algo caro”. “Espero que baje el precio cuando lo adquieran más clientes, pero merece la pena. ”

Manuel Ángel Rodríguez destaca que su parroquia es la única de toda España que cuenta con el dispensador de agua bendita. “En todo el mundo, solo sé que se está utilizando en el santuario portugués de Fátima y en Lourdes (Francia)”, apostilla el párroco, que aprovecha la eucaristía de los domingos, cuando hay más gente, para informar a los devotos de la existencia de este artilugio y explicar en qué consiste.

Eso sí: deja claro que, una vez pase la pandemia, se dejará de emplear en el templo.

Aprobación de los fieles

La comunidad de fieles de la parroquia aplaude con fuerza la llegada del nuevo inquilino que los saluda a la entrada de la iglesia. Ayer, antes de iniciar la misa de las 19.00 horas, María Teresa López destacaba que es “muy importante” volver a tener agua bendita “con toda la seguridad”: “Debería estar en todas las parroquias”. Claudino Pellón señalaba que es “de agradecer” disponer de este mecanismo. Idéntica opinión trazaba Teresa Estévez: “Es un sistema curiosísimo y práctico”.

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