Ni la presión ni el estrés. La cirrosis que padecía fue la responsable de la muerte de Rita Barberá el 23 de noviembre del pasado año en un hotel madrileño, sola, después de una cena rara, un trozo de tortilla y un whisky. Así lo contó La Sexta en sus informativos del domingo. El problema en el hígado era tan importante y devastador que provocó en la senadora del PP "un fallo multiorgánico".

Es curioso saber esto porque en aquellos días, justo después de la muerte de la política valenciana, y cuando no había nada que perder, hubo declaraciones airadas de destacados miembros del Partido Popular que, sin más, y como había que quitarse al muerto de encima -del partido- y culpar a un alguien etéreo pero que nunca falla, se culpó a la prensa, que la presionó hasta estresarla de una forma tan inhumana que... bla, bla, bla.

El gran cínico, frío e indecente, el portavoz del PP en el Congreso, habló de un linchamiento mediático que era muy difícil de soportar. Blanco y en botella. A ese coro de expertos en muertes por linchamiento mediático se sumó Celia Villalobos y Jesús Posada, también del PP. ¿Sólo ellos? Ni mucho menos. En el ´Informe Semanal´ de la televisión pública, que dirige y presenta Jenaro Castro, que ha llevado al clásico de los reportajes a un descrédito descomunal, también se defendió la teoría de la presión y el estrés culpando a la prensa de la fatalidad que se llevó a Barberá, imputada por blanqueo en la financiación del PP valenciano que presidía.

De esto aún no han dicho nada, no han pedido perdón, no ha salido Hernando a reconocer su error, y estoy seguro de que el equipo que firmó aquel deleznable ´Informe Semanal´ no elaborará otro con los nuevos datos extraídos de la autopsia. Rita murió porque su hígado era papilla.