Les voy a contar una intimidad que tiene que ver con ese tipo de intuiciones que deseas que pasen de largo, y los hechos te quiten ese pálpito. Pero es así, sentía que Gabriel, el niño desaparecido en Las Hortichuelas, Almería, había muerto casi el primer día. Por eso cuando el domingo, a mediodía, vi que después de la cortinilla del informativo de Cuatro aparecía la foto de Gabriel Cruz y la voz de Roberto Arce decía, "noticia de última hora, desgraciada noticia", lo tenía claro. Y a pesar de todo, como supongo le ocurrió a miles de personas, me quedé helado. Fue tan fuerte el impacto que más por espantar la certeza que por confirmarla, corrí a La Sexta y sí, Cristina Villanueva, con rostro afectado, ya estaba conectando con su reportera, que contaba que se había detenido a la pareja de Ángel, el papá del niño.

Desde ese instante la tele se volvió loca. Más. Todas las cadenas iniciaron una carrera a ver quién se ponía en cabeza, incluso cambiaron su programación. El Viva la vida de Toñi Moreno en Telecinco adelantó su horario -más de tres millones de audiencia-, y Expediente Marlasca en La Sexta batió récord -jamás había visto en los 30 años de profesión, decía Manuel Marlasca, un hermetismo tan cerrado en la investigación-. Lo de ayer se veía venir. Los magacines de la mañana tenían un sumario idéntico y si te ibas de una cadena a otra podías seguir el análisis del gesto de Ana Julia y su inhumana frialdad besando al padre de Gabriel en La 1 o en Antena 3.

Los medios, sobretodo la tele, han conseguido que la conmoción sea general con un desenlace tan dramático. A partir de ya la guerra está en ver quién lleva a los padres en exclusiva al plató.