Ha dicho la gran Chiqui Fernández -flipé con ella en 'Mujeres', que emitió La 2 para gozo de una audiencia perpleja porque cada capítulo, de Félix Sabroso y Dunia Ayaso, era una celebración, una fanfarria de trompas, cascabeles y trinos de pajarillo mañanero- que 'La pelu', donde hace de Nati, y que esta vez emite La 1 donde antes emitía 'Hora punta', tiene un humor muy refrescante y que hay pocas series así. Lo digo pronto y me lo quito de en medio. TVE ha cambiado una mierda por otra. Mira, querida, 'La Pelu' es una vergüenza más grande que la homofobia brutal, grotesca e ignorante de Miguel Temprano, un periodista de quinta que sienta sus hemorroides en la salmuera de 'Sálvame' y ha dicho, refiriéndose al World Pride, al Orgullo Mundial que reivindica mediante la fiesta derechos planetarios para el colectivo LGTBI y que se celebró en Madrid hace unos días, que «ya se han emborrachado, drogado y follado», y que Manuela Carmena no tiene ni puta idea y que reivindica su libertad como cristiano, católico, madrileño y español. Ahí queda eso. Con toda la libertad del mundo.

Pues bien, 'La Pelu' es otro despropósito. Si me apuran, 'Gym Toni' hasta tiene su puntito, de tan lerda. En 'La pelu' hay mogollón de personajes que sueltan sus paridas en el local, y como en casa no hay dios que pueda reír, la misma serie mete carcajadas enlatadas, como lo oyen. Es tanta la caspa, tanto el error, tanta incredulidad que ni el mejor champú elimina los restos de grasa. ¿Quién puede dar el visto bueno a semejante torpeza? De nuevo La 1 sigue demostrando que se dirige al precipicio. Qué error, 'La peluquería', qué inmenso error. No es refrescante, querida Chiqui, es urticante.