Está dando la vuelta al mundo la primera entrevista que ha concedido la actriz Robin Wright a una televisión, la estadounidense NBC, después de conocerse que su colega de reparto en 'House of cards', Kevin Spacey, fuera acusado por Anthony Rapp, actor también, cuando era menor de edad, de acoso sexual.

La acusación se enmarca dentro del movimiento #MeToo impulsado por actrices que sufrieron el acoso del productor Harvey Weinstein. La gélida y a la vez tórrida Robin Wright en su papel de primera dama, ya casi presidenta de EE UU en 'House of cards', como Claire Underwood, ha dicho, no sobre su marido en la ficción, Francis Underwood, sino sobre el actor, sobre su compañero de reparto, que apenas conocía al hombre que había detrás del personaje, que se conocían de los ratos muertos entre el "corten" y la "acción" del rodaje.

Y que cuando saltó el escándalo no se puso en contacto con él porque ni siquiera sabía cómo localizarle. Lo que sí hemos sabido los seguidores, en plan adicción total, en plan dame más que tengo mono, en plan estos artistas, estos guionistas, esta serie es la leche de las leches, es que Kevin Spacey, es decir, Frank Underwood, ya no está en la sexta y última temporada de la ficción de Netflix, que lo apartó.

Robin Wright, con tacto y respeto por el trabajo del compañero, aseguró en el programa Today que, a pesar de lo ocurrido, Kevin es un excelente actor, y que una cosa no quita la otra -la mano larga, el sobeo, el acoso-. Difícil cuestión para el espectador, que se enfrenta a la fascinación por el actor con una carrera jalonada de títulos de una grandeza y un poder incuestionable, y al rechazo sin fisuras a las acciones del ciudadano Spacey.