La ceremonia de entrega de los 71 premios Emmy marcó este domingo el mínimo histórico de audiencia en Estados Unidos, según las mediciones preliminares que pronostican una caída del 23 % respecto al año anterior.

Con unos ocho millones de espectadores, la gala será la primera que quede bajo la barrera de los 10 millones desde, al menos, 1990, indicaron varios medios de comunicación especializados que se hicieron eco de las primeras estimaciones.

De esta forma, la coronación de "Juego de tronos" como mejor serie dramática en su despedida y la irrupción de "Fleabag" como mejor comedia, con su creadora/protagonista Phoebe Waller-Bridge como la gran triunfadora de la noche, no logró mantener la atención de los espectadores.

El porcentaje de personas que vieron la televisión en la noche del domingo y que conectaron con la gala de la Academia de la Televisión también bajó del 7,4 % de 2018 al 5,1 %.

Precisamente, este año la cadena organizadora, Fox, decidió imitar el modelo de los Óscar y dejar la gala sin presentador para agilizar el guión, ya que fue un movimiento bien recibido en los premios de la industria cinematográfica, que mejoraron sus registros en un 10 %.

Pero en el caso de los Emmy el resultado no fue el esperado, pues además se situó como la ceremonia de premios que obtuvo peores resultados de la temporada, tras la mejora de los Óscar y la estabilidad lograda por los Grammy.

La última vez que Fox emitió los Emmy, en 2015, el espectáculo congregó a lo que entonces fue un mínimo histórico: 11,87 millones de espectadores, un dato que, sin embargo, hoy habría sido un gran resultado.

Los malos resultados siguen la línea descendente de este tipo de ceremonias emitidas por la televisión tradicional, que paradójicamente premian a producciones que logran grandes audiencias en plataformas de internet y de pago por suscripción.

En la 71 edición de los Emmy "Juego de tronos" lideró con 12 galardones, por delante de la miniserie "Chernobyl" (10), "La maravillosa Sra. Maisel" (8), "Freesolo" (7) y "Fleabag" (6).

La superproducción de HBO basada en las novelas de George R.R. Martin partía como la gran favorita de los premios Emmy al llegar a la ceremonia con el récord del mayor número de nominaciones para una única serie, pero no cumplió sus expectativas de hacer historia en una noche repartida y repleta de sorpresas.