El presidente de la Asociación Española para el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, el ovetense Carlos Villán Durán, tiene mucho de su padre, Conceso Villar. El progenitor del protagonista de este reportaje fue víctima de la represión franquista, se libró de la pena de muerte de milagro y, tras mucho trasiego y no pocas aventuras, recaló en su León natal, donde murió. Nunca le impuso una forma de pensar, «nunca me habló con odio», y sí le inculcó el espíritu crítico y la capacidad de reflexión que Carlos Villar conserva a sus años.

Villán desvela para este diario sus inquietudes desde el que es su refugio, una casa de Barcellina acogedora y con alma. Hace poco impartió una charla sobre la paz organizada por la asociación cultural «Viento del Norte». Habló entonces y habla ahora sin pudor del escenario geopolítico actual y no tiene buenas noticias: «El mundo es inseguro y deshumanizado», dice.