Pachuca se vistió de azul, cogió incluso una gaita y ayer, aunque sea por un día, fue más asturiana que mexicana en una jornada oviedista tildada como "histórica" que concluyó con un amistoso ante 25.000 personas en el estadio de Hidalgo, para albergar el Pachuca-Oviedo (1-1). Lo vivido ayer en la ciudad donde desde hace un año se deciden los designios del Oviedo, en el epicentro del conglomerado de Jesús Martínez, superó todas las expectativas y fue un hermanamiento entre los dos conjuntos de Pachuca que en la capital de Hidalgo se recordará durante tiempo. Uno, el primigenio; el otro, el Oviedo, el que ahora requiere más atención, que jugó en territorio azteca por primera vez en su historia.

El descanso del partido tuvo también una sorpresa acústica. Los gaiteros volvieron al césped y tocaron "Chalaneru", de Nuberu. Los mexicanos del Pachuca no entendían mucho la canción, pero tocaban las palmas. Luego los mariachis adornaron con el "México lindo y querido". Hubo lágrimas entre los oviedistas, que además pudieron darse el gustazo de celebrar un gol azul. No sirvió para mucho, siendo un amistoso, pero al menos ya podrán decir que vieron un tanto del Oviedo en México.